A medida que pasó el tiempo los Macedonios
participaron también en los juegos olímpicos. Filipo II,
ganó en carreras de caballo, cuadrigas y bigas en el año 356 a. C.
Tras la expansión de Alejandro Magno en Persia, se difundió la cultura griega. Los reinos helenísticos realizaron juegos similares
a los griegos en diversas ciudades. Los nuevos concursos se inspiraban en los
de Olimpia. Pero las ideas religiosas que dieron origen a los juegos perdieron
fuerza y se organizaban en honor de un soberano.
Tras la conquista romana de Grecia, estos
también participaron de los juegos pero los espectáculos multitudinarios que
organizaban no podían ser más ajenos al ideal encarnado en las competiciones
griegas, cuyo significado nunca llegó a ser comprendido por los romanos.
A mediados del siglo III
comienza una decadencia progresiva. Los últimos Juegos Olímpicos se realizaron
en el 393.
Tras la adopción del cristianismo como religión oficial del imperio
con el Edicto de Tesalónica (28 de febrero
380), el emperador Teodosio I
los prohibió en el año 393 por tildarlos de paganos,
con gran influencia en su decisión de San Ambrosio de Milán.
En el año 395 d.C. las hordas godas
invadieron y saquearon Olimpia y en el 408. Teodosio II y Honorio
emperadores de los imperios romanos de occidente y oriente, decretaron la
destrucción de los templos y lugares dedicados a dioses paganos.
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